Sobre la espiritualidad

16 Mar, 2025 | BITACORA

“No digáis: “He hallado la verdad”, sino más bien: “He hallado una verdad”. No digáis: “He encontrado el alma caminando por mi senda”, porque el alma camina sobre todas las sendas. El alma no camina en línea recta, ni crece como un bambú. El alma se despliega como un loto de innumerables pétalos.”
Khalil Gibrán
El Conocimiento (El Profeta)


En las décadas de los 80 a los 2000, decir que te dedicabas a “despertar conciencia” a través de la sanación era motivo de inserción en un centro psiquiátrico. Amén de ganarte un bonito rechazo social.


Hoy en día, decir que te dedicas a “despertar conciencia” se queda en poca cosa. Se ha pasado de no necesitar guía de nadie y menos de tarados que ven cosas que no se pueden tocar, a querer que aparezca en nuestra vida un ser todopoderoso que con su palabrería nos resuelva las dudas de la existencia, a poder ser, rápidamente, porque no tenemos tiempo para escuchar. Se quiere oír. Oír de todo. Y cuanto más raro y complejo sea más veracidad otorgamos a lo que oímos, aunque no lo escuchemos y mucho menos lo comprendamos.


Este panorama repleto de información consumida a destajo y sin asimilación, es el caldo de cultivo perfecto para continuar generando idiotez. Lo peligroso de la idiotez espiritual es que salpica muy rápido haciendo bucle sin fin. Quiero decir, que el ser humano busca respuestas de forma natural. Y si encuentro muchas respuestas de otros y ninguna la experimento, la constato en mí, y la dejo reposar, me quedo con más preguntas. Las respuestas que buscamos son propias. Nuestras preguntas son nuestras. Compartir con otros, escucharles, que no oírles, nos acerca a la reflexión y nos allana el camino a la experimentación. Pero, sin acercarse a uno mismo no hay respuesta, no hay hallazgo. Solo hay más y más preguntas que circulan sin agente que ordene el tráfico.


Lo espiritual es sencillamente lo que somos de forma natural. No es un cofre de baratijas donde meter mano de vez en cuando para colocarnos una bonita corona que nos haga sentir importantes. La espiritualidad es una condición de todo lo existente, no sólo del ser humano. Y cada ser la experimenta de forma única. Escuchar lo que somos: espíritu, nos abre el camino para ver más allá del propio ombligo. Tanto si queremos comprar las experiencias espirituales de unos como si consumimos la “verdad espiritual” de otros estamos perdiendo al espíritu.

¿Le preguntas a tu vecino cómo bañar tu cuerpo? ¿O coges una esponja y lavas tu cuerpo recorriendo su forma, mirando su volumen, escuchando las sensaciones, gozando el agua y estableciendo una conversación íntima con él?
Muestras tu cuerpo cuando vas a la piscina, a la playa…Compartes tu cuerpo cuando haces el amor con la persona que quieres. Pero, a nadie le das partes de tu cuerpo. No desmiembras tu cuerpo para dárselo al primero que pasa. Por muy bien que hable de tu cuerpo con halagos no se te ocurre cortarte un brazo y dárselo, ¿verdad?
Tú espíritu también necesita de ti y de tu valoración hacia él.

El espíritu que habita en ti tiene todas las respuestas a tus preguntas.