Sobre la protección energética

3 Jun, 2025 | BITACORA

Este es un tema sobre el que se habla mucho y se divaga más si cabe.

No voy a entrar en qué tipo de técnicas, recursos de distintos orígenes: ancestrales y de creación mental hay acerca de cómo protegernos energéticamente de otras personas o en determinados lugares. Aunque sí me encantaría que hubiera una técnica para protegernos de nosotros mismos. Sería más efectiva y nos ayudaría a dejar de mirar “la mota en el ojo ajeno” como si el ojo ajeno y su mota no tuviera que ver con nosotros.

Esto no quiere decir que no exista un conocimiento que deviene de una sabiduría interna. Una sabiduría con la que han conectado muchas personas en diferentes momentos de la historia de nuestro planeta. Un conocimiento que nos comunica que no somos únicos. Que hay otros seres con apariencia diferente a la nuestra y amplia diversidad. Algunos de estos seres se alimentan de nuestra energía vital, y otros, de los detritus de nuestras emociones y pensamientos de vibración más baja y densa.
Sin embargo, la cuestión de base es otra. O al menos, para mí. Por eso, me nace compartirte mi mirada para que tú al leer estas líneas me hagas llegar la energía de tu reflexión.

Imagina que consigues tener esa conexión con el amor, de la que tanto se habla y que tanto anhelas. Que eres capaz de creer en ti lo suficiente para saberte merecedor o merecedora de trabajar en lo que te llena, y ganar dinero suficiente para sentir tranquilidad económica. Que eres capaz de confiar en las cualidades de tu personalidad y en tus talentos innatos lo suficiente para encontrar a la persona con la que compartir tu vida. Que eres capaz de desearte lo mejor, y con ello, desear lo mejor para aquellos con los que no te hablas o incluso no perdonas.
Ahora, cierra los ojos y abre tu corazón para imaginarte esta posibilidad y sentirla más probable.

Entonces…De qué tienes que protegerte… De quién tienes que sospechar… Contra quién tienes que medirte para ganar un lugar que ya el amor te ha dado, porque habita en ti.

Mírate y piénsate… Los seres que habitamos este planeta somos muy diferentes en apariencia. Nuestras formas son distintas incluso entre miembros de una misma especie.
Siéntete y pregúntate… ¿Cuántas personas no me gustan? ¿Cuántos perros, gatos y plantas me son indiferentes? y ¿cuántos no me gustan?…

Cómo solucionas el que algo o alguien no te guste. ¿Cómo te han enseñado? o ¿diferente a como te han enseñado? Si vivieras en otro siglo; hace cientos de años, ¿lo resolverías de una manera diferente a como lo resuelves a día de hoy?
Pienso que la manera de protegernos ha cambiado formalmente. Es decir, las formas que antes se utilizaban parecen más agresivas y directas que las que hoy se utilizan. Solo lo parecen en una parte del planeta a la que llamamos “primer mundo”. En “el tercer mundo” no parece haber cambiado demasiado.
En la actualidad, la ofensiva es indirecta y la violencia es más audaz y persistente. Tan indirecta, audaz y persistente que no nos percatamos del ataque; ni el que recibimos ni el que ejecutamos. El “arte de la guerra” ha involucionado considerablemente hasta el punto de llamarle «paz mundial».

Así que, habías imaginado un panorama de armonía en tu vida, porque tienes una conexión con el amor. Y eres capaz de amarte y amar a todos y a todo. Y en esta probabilidad que habitas en plenitud tu mente por fin descansa.

No te voy a proponer imaginar una probabilidad opuesta. Más que nada, porque ya sabemos que en esa probabilidad nos encontramos. Así que no hay mucho que imaginar. Ya la hemos creado, ¿no?
Y desde este panorama en el que nos encontramos, parece que como no es suficiente con buscar oponentes contra los que luchar para conseguir una supuesta paz soñada, pues buscamos otros seres no físicos para responsabilizarles de nuestra falta de amor hacia nosotros mismos, hacia todo y hacia todos.
En esta realidad que experimentamos, creemos necesitar sobrevivir puesto que no vivimos. Al no saber vivir; que es escuchar la vida que corre por nuestro cuerpo como la sangre. Una energía que nos apela a disfrutar y compartir. Al no saber vivir, nos queda el residuo de la vida: sobrevivir. Ir sobre la vida, no de su mano. Ir por encima de la vida. Pasando por encima de todo lo vivo.

No niego la existencia de seres de otros planos o entidades cuya constitución y esencia son diferentes a la de nuestra especie u otras especies conocidas. Todo existe. En cuanto tú crees que existe, aparece, se hace forma, materia. Según lo crees, así se crea. Lo que es creado, permanece si insistes en poner la energía de tu pensamiento en ello.
La cuestión no es esta. La cuestión es esencial no de creencias, aunque existan y en nuestro interior estén instaladas en lugares remotos.
Como he dicho al comienzo de esta reflexión, existe un conocimiento que deviene de una sabiduría interna con la que han conectado muchas personas en diferentes momentos de la historia de nuestro planeta.
Un sentir que va más allá de la supervivencia. Donde no hay lucha por vencer, sino, comprensión de la existencia y sus múltiples formas. Donde no juzgo al oponente, sino, que delimito el espacio cuando ambos tenemos diferentes intereses. Manteniendo el derecho a coexistir en pro de la evolución.

Ahora, abre los ojos sin cerrar tu corazón y siente para que llegue a ti la reflexión sobre lo compartido. Envíame un pensamiento bello como respuesta, aunque no estés de acuerdo con mis palabras. Poco importa no estar de acuerdo. Lo importante es escucharnos y compartir. Cada cual aporta lo que corresponde.